El proceso histórico revela que es esencia del ser humano buscar nuevos horizontes e innovar. Esta afirmación es más absoluta cuando se analiza bajo el ámbito del emprendimiento. En el siglo XV, la generación emprendedora dejó como legado la expansión marítima. Se descubrió un nuevo continente; se establecieron nuevas rutas. En el siglo XVII comienza la revolución industrial y asistimos a los fenómenos de la producción a gran escala, así como a la creación de la llamada economía de mercado. Los empresarios de la época dieron origen a las organizaciones transnacionales, ya que la producción a gran escala requería ingresar al mercado externo.
Ahora estamos experimentando la intensidad de la revolución tecnológica. Identificar una rutina humana, productiva o no, y automatizarla, satisfaciéndola a través de una APP, por ejemplo, es un lema actual. La pandemia del COVID-19 ha impuesto profundos cambios en las relaciones más relevantes de los seres humanos. El trabajo se volvió remoto, las reuniones de negocios se volvieron remotas, la forma de consumir ganó nuevos contornos y, en este contexto, la tecnología entró a un nuevo nivel, eliminando aún más las fronteras de la distancia.
Con esta introducción quiero destacar que el entorno económico ha pasado y está pasando por un acelerado proceso de integración entre los distintos agentes de forma intensa y continuada. En otras palabras: el mundo es mucho más pequeño de lo que era hace unos años. Producir en China y vender a los Estados Unidos; producir en los Estados Unidos y vender a Europa; producir en Brasil y vender a China; desarrollar software en la India y comercializarlo a través de una empresa estadounidense; contratar una empresa de marketing digital en Brasil para aprovechar los negocios en otros países son solo algunos ejemplos de actividades que se han vuelto comunes. Cada vez más, el entorno económico se está desarrollando en un mundo virtualmente sin fronteras.
En este contexto, surgen las siguientes preguntas: ¿cómo ha reaccionado su organización a este proceso histórico de innovación y búsqueda de nuevos horizontes? ¿Cómo se ha posicionado su organización en un mundo cada vez más reducido? ¿Puede su organización captar estos cambios y aprovechar las oportunidades que surgen en un entorno internacional cada vez más dinámico?
En Brasil, el capítulo de la internacionalización de las empresas ha ganado mayor importancia. El liderazgo empresarial, independientemente del tamaño de la organización, más que nunca notó todos estos cambios y busca identificar los medios para insertarse en este mundo globalizado. La ventana de oportunidad se ha ampliado aún más ya que tenemos un tipo de cambio muy favorable para las exportaciones, sin mencionar que ya no existe el beneficio de intereses de dos dígitos para remunerar capitales que permanecían inertes en los bancos. Invertir, innovar, expandirse, capacitarse son las opciones de crecimiento empresarial.
¿Por dónde empezar este proceso de internacionalización? Mi opinión: He aprendido que las personas se internacionalizan antes que sus organizaciones. El camino de la búsqueda de nuevos mercados, la búsqueda de la internacionalización de las empresas, sin la internacionalización de las personas que integran o apoyan a estas organizaciones difícilmente se dará o, si se da, se desarrollará en límites por debajo del potencial.
Ahora bien, si la internacionalización es un hecho, un camino ya trazado, ¿qué hemos hecho como individuos para internacionalizarnos igualmente y no perder el tranvía de la historia? Entiendo que hablar de la internacionalización de las personas, en un país donde las prioridades están ligadas a la supervivencia de tantas personas y familias, pueda parecer insensible. Sin embargo, en un país continental como Brasil, con más de 210 millones de habitantes, existe un enorme contingente que puede recorrer el camino de la internacionalización individual y quizás contribuir a generar oportunidades para los menos favorecidos.
Conocer otros idiomas, estudiar la historia y cultura de otros países, realizar un curso en el extranjero, participar en un organismo internacional, abrir una cuenta corriente fuera del país, realizar una inversión en el extranjero, aunque sea pequeña, constituir una persona jurídica extranjera como vehículo para la participación en otras empresas, crear un plan de sucesión que contenga personas jurídicas internacionales, buscar una segunda ciudadanía, construir un historial crediticio en el país deseado, son ejemplos de acciones que cada individuo puede considerar en su proceso de internacionalización personal. Siguiendo este camino, la visión se ampliará, el conjunto de experiencias en el entorno externo dará más seguridad a otros pasos y se abrirá un nuevo abanico de oportunidades.
Permítanme un ejemplo personal: a los 20 años participé en un proyecto de voluntariado con más de 200 jóvenes estadounidenses. Muchos dijeron que participar en este proyecto sería una pérdida de tiempo y retrasaría mis estudios, ya que fueron dos años dedicados a esto. Sin embargo, la interacción cultural y mi internacionalización personal fueron adquisiciones invaluables para un joven de 20 años. Entendí que necesitaba estudiar en el extranjero y, posteriormente, el deseo de conquistar me empujó a superar cualquier obstáculo y así obtener una maestría en Derecho Comercial Internacional en una renombrada universidad de Estados Unidos. Estas elecciones han marcado la diferencia en la vida personal, familiar y profesional. Estos fueron los pasos iniciales de una historia de internacionalización.
Quizás la pregunta más adecuada no sea qué ha estado haciendo la organización a la que perteneces para internacionalizarse, sino qué has estado haciendo tú para buscar tu internacionalización personal. Todo el mundo tiene su propio camino. Lo importante es empezar donde estás y dar los pasos que alcances.
Fuente: spdiario.com.br
